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lunes, 28 de junio de 2010

Los medios de comunicacion en el Nazismo


EJE 1

Autor: Jesús Martín Barbero

La relación comunicación-poder en el texto: “De la transparencia de los mensajes a la opacidad de los discursos” de Jesús Martín Barbero, se puede ver mediante los discursos. El autor define a los mismos como una forma de comunicación que moldean y describen la realidad. Estos cuentan con poder porque producen y reproducen no sólo signos, sino también estructuras de significación. También tienen “consecuencias sociales”, todo dispositivo discursivo será objeto de una cuidadosa y constante regulación social.

Además, Barbero hace referencia a la imposibilidad de reducir el discurso a lo lingüístico. El lenguaje no dice lo que dice. El decir no se limita al habla, el lenguaje dice mucho más de lo que cree decir, muchas cosas hablan aunque no sean lenguaje. Las palabras imponen interpretación y se les dan sentidos y significados.

En relación al tema elegido, la propaganda nazi, las prácticas discursivas fueron consideradas la jerga política más utilizada y eficiente para imponer su ideología, principalmente, en los jóvenes. La juventud alemana fue la audiencia especial en la que el Partido Nazi impuso estos mensajes de propaganda, convenciéndolos del nazismo en las aulas y a través de actividades extracurriculares. En el texto, Barbero explica: “Los discursos participan masivamente en esa forma de control profundo que consiste en hacer que los pueblos, las masas, acepten como respirable lo que les asfixia” y citó al investigador J.P. Faye, que realizó una investigación basada en los discursos de Hitler, y ha sacado a flote las formas en que la corrupción de los discursos penetró en los acontecimientos haciendo aceptable la impostura para millones de hombres. Ya que el discurso se carga de volumen histórico, se entreteje a la historia haciéndola aceptable. También consideró que “todos participaron en la producción y circulación del ‘mensaje’ fascista y nazi, porque todos trabajaron desde el mismo código de poder”.


AGUSTINA MEGO

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